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El frío mercado,

los cálidos colores, el Sur

Viajar es siempre una forma de conocimiento y de encuentro. Un día de mercado en Guachicono, en el municipio de La Vega, permite descubrir personas, historias y colores que siempre terminan por sorprender y conmover. Fotorreportaje de un lugar de este Cauca diverso y multicultural.
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Por: Angélica Aley 
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Hace frío en Guachicono, mucho frío en realidad. Además llueve y mientras el carro se detiene veo que muchos lugareños se escampan en los aleros del pueblo. Somos ajenos a esta tierra, o eso sentimos con todas las miradas fijas en nosotros. Ellos observándonos detenidamente, algunos con sus bastones de mando, y nosotros con cámaras, grabadoras y micrófonos que no son usualmente permitidos sin permiso del Cabildo.

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Casi todos éramos desconocidos, solo alguno de nosotros había recorrido con calma las tierras del Sur que visitábamos en este viaje. Quizá por eso con él abandoné el grupo para internarnos en la plaza de mercado.

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Allí, algunos campesinos desgranaban arvejas, otros acomodaban plátanos, mangos, tomate… Yo los veía desde ahí, desde el sitio donde vendían empanadas de guiso, deleitándome con la sazón y el toque de la leña que nos hace sentir como en casa. Había muchos colores en las mesas largas de aquella plaza, muchas sonrisas tímidas de hombres y mujeres que trabajan la tierra. Había también quienes expresaban su inquietud por nuestra presencia aquel día.

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Después de tener el permiso de las autoridades indígenas para hacer imágenes de su territorio, nos internamos con tranquilidad entre los tenderetes de aquel mercado y recorrimos el pueblo. Cuántos colores quedaron guardados para nosotros, no solo el de los productos que nos da la tierra, sino los de la tierra misma. El color del arcoíris, los vestidos, los sombreros y los sacos de los comuneros tejidos con esmero portando la tradición de su pueblo.

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El resguardo indígena de Guachicono nos mostró sus saberes ancestrales, sus significados, sus inquietudes y preocupaciones, sus sabores y, sobre todo, su amabilidad, su bondad y sus sonrisas.

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